Conflicto en la Medicina Estética: ¿Un Intento de Monopolizar el Mercado?
Recientemente, la medicina estética no quirúrgica ha sido objeto de controversia en México. Médicos generales con especialización en tratamientos como Botox y rellenos dérmicos han sido atacados por cirujanos plásticos, quienes afirman que estos procedimientos deben ser exclusivos de los médicos con formación quirúrgica. Esta disputa ha desatado un conflicto no solo sobre la seguridad de los pacientes, sino también sobre quién debe tener el control del creciente mercado de la estética.
La medicina estética se basa en procedimientos no invasivos, que son considerados seguros cuando son realizados por profesionales capacitados. Los programas educativos, como los de la UDC, están diseñados para que médicos generales adquieran las habilidades necesarias para llevar a cabo estos tratamientos. Sin embargo, los cirujanos plásticos argumentan que solo los médicos con formación quirúrgica pueden garantizar la seguridad de estos procedimientos, generando un debate sobre la competencia en el sector.
Este enfrentamiento ha tenido repercusiones importantes en los pacientes, quienes, al verse limitados a opciones quirúrgicas más costosas, enfrentan una mayor carga económica y riesgos adicionales. En lugar de acceder a tratamientos mínimamente invasivos, los pacientes podrían verse obligados a someterse a cirugías invasivas que, además de ser más caras, requieren tiempos de recuperación más largos.
Las críticas contra la medicina estética no quirúrgica parecen estar más dirigidas a proteger los intereses comerciales de los cirujanos plásticos que a mejorar la seguridad del paciente. Los médicos generales capacitados en medicina estética han demostrado que los riesgos de sus procedimientos son mínimos cuando se siguen protocolos adecuados, lo que pone en duda las acusaciones infundadas que buscan desacreditar esta práctica.
Ante este panorama, las instituciones educativas como la UDC y la IESM abogan por una regulación más justa y equilibrada que permita a los profesionales capacitados continuar ofreciendo tratamientos de calidad. La clave está en asegurar que las regulaciones se basen en la seguridad del paciente, permitiendo que tanto médicos generales como cirujanos plásticos puedan ofrecer tratamientos estéticos de manera profesional y accesible.
Patricio Mendoza.